De reojo.
Hay una soledad en esta ventana. Hay vidrios que reportan cuerpos caminando y camas vacías. Luces en las paredes de televisores prendidos que nadie ve. Un cuerpo que gira intentando atrapar el sueño sobre una alfombra rota y que ahora mira por su ventana. Hace el sol de las cuatro y la ciudad que está viva parece muerta. Entre estas paredes, metido en este cubículo con una puerta bloqueda por mis propias manos y la nevera vacía. Días en que el agua corre tonta y sola mientras me baño y entreveo mi propio reflejo en las baldosas. Percibo más las grietas que a mí mismo. Aveces canto. Aveces creo que cantar se asemeja a volar. Aveces bailo y camino y cuento los pasos entre cada cuarto y brillo descalzo el piso de madera esperando abrir un túnel invisible entre cada vivienda y hundirme bajo las vigas que sostienen este edificio viejo y gritar y gritar sumergido todo con la boca llena de tierra. Creo que la historia lo resuelve todo. Que recorrer con mi propia sangre la Reforma o los Templarios, quizás Al-Ándalus, la sombra de eso que llaman Lucy, el acero y la espada, el vapor que empuja, el aceite negro que apaga, creo que lamer todo lo escrito y tallado me pondrá en el camino de vuelta al tiempo y la entropía. Que me devolveré olvidando que soy y existo y me soy en esta hora en que me tocó vivir y vivirte. Empujar a Juana de su hoguera y dejar mi cuerpo abandonado entre esas llamas. Que sea ella quien se haga Santa y yo sólo cenizas. Me curo, cumplo la expiación de mis propias imágenes de cuando duermo o cuando te toco y nos tocamos y quiero que las rocas converjan en mí y ropan mis huesos, de cuando debo introducirme en vagones irrespirables sin luz y con el destino repetible de siempre, de todos los años, de todos los días, con la maldita e imparable rutina, con la carga de todos esos que se hayan a sí mismos fabulosos y sienten el deber de compartir su fabulosidad a gritos y empujones y de esos miedosos que quisieran no estar ahí y no tener que reunir siempre monedas y todos los días pensar que o esto o comer. Me sufro. Me desgarro desnudo frente al único espejo que puedo ver. No tengo esa piel que quiero vestir ni son esos ojos los que he deseado para ver. Pero me queda el equilibrio, el máximo desorden, el fin o cuando menos ese fin.
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21 comentarios:
Juguemos un ajedrez. Si pierdes te mato. Si pierdo yo tú me matas. Si hacemos tablas cerramos los ojos.
Sarco, amigo mío, te extrañaba. Lo que me decís me recuerda a una vez que me pensaban robar en la calle en un viaje y el ladrón me dijo algo como: con esta arma lo voy a matar a ud y luego me mato yo. Yo sólo podía pensar: ¿y por qué no lo hacemos al revés?
¡Un abrazo!
F:
Sueños atrapados entre las paredes frías de una noche, que nos introducen a las sombras cobijadas de la soledad.
Precioso tu escrito, un placer leerte.
Un beso.
María, ¡qué gusto! Te digo que aveces no son sueños. Menos mal son las menos de las más. ¡Un abrazo!
F:
Entre las llamas de la hoguera, los vidrios de las ventanas y las gotas de la lluvia, arman un prisma que reflejan cruda y fielmente la vida real.
Nos queda ese consuelo de ser parte importante (acaso los más, le damos vida a estos intrincados pensamientos) de la trama diaria.
Abrazos compadre!
Etienne, amigo mío, tenés mucha razón. Somos la parte más importante de nuestra rutina. ¡Poderoso! Un abrazo de güisqui.
F:
Todos nos creemos los protagonistas de nuestra propia rutina, algunos, ni siquiera eso, ¿será un consuelo?
Te dejo un abrazo extraño de domingo a las 7.30.
HD
Humberto, me gusta lo que decís. Es verdad. Aveces ni siquiera eso. Extraerse de la misma pertenencia a la rutina parece el peor castigo, también el mejor logro.
Un abrazo de tarde de Domingo.
F:
Esta desesperación y escombro que somos, Felipe, quiere dejarnos mudos, pero no podrá: éstas palabras lo certifican, la muerte del silencio es el primer paso para renovarse.
Un abrazo
Manolo Marcos
somos lo que pensamos y lo que nos piensan y otros como nos describen
en las palabras existimos
FELIZ NAVIDAD!!!
Que Santa deje en tu árbol ese deseo que pulsa en tu corazón
abrazos energéticos
Lo que daría yo porque me quedara el equilibrio...
Hay que estar ebrio siempre. Todo reside en eso: ésta es la única cuestión. Para no sentir el horrible peso del Tiempo que nos rompe las espaldas y nos hace inclinar hacia la tierra, hay que embriagarse sin descanso.
Manuel, ojalá no pueda. Aveces me da miendo ver más escombros que hombros para empujar.
¡Un abrazo!
F:
Lichazul, es cierto, no sólo somos el acumulado de las percepciones exteriores sino el acumulado de nuestras propias percepciones sobre nosotros mismos. Al final, nos-somos.
¡Un abrazo!
F:
Rorschach, tenés razón, hay que buscar un cerebro ebrio de sí. Esperemos haya suficiente para embriagar a todos mientras todos necesiten embriagarse.
¡Saludos!
F:
Eh Toro, sí. Yo también daría lo que me pidieran. Llegar a ese máximo desorden y ya. Dejar así.
¡Un abrazo!
F:
Gracias por venir a saludarme. Tus palabras resultan una terapia para combatir el desprecio y la soberbia del desdén que algunas personas demuestran.
Un fuerte abrazo y feliz navidad.
:)
Esi, caramba, no sé que decirte. ¡Que feliz Navidad! Pasátelo muy bueno. Yo me tomaré un aguardientico por vos entonces y por mis amigos blogueros.
¡Abrazos!
F:
Que la magia de la navidad llene tu vida de amor, tu corazón de alegría, y que todos tus sueños se hagan realidad en el nuevo año que va a comenzar. Felices fiestas.
Un beso.
María, muchas gracias por todos buenos deseos. Que pases feliz, requete feliz, con los que más quieres. ¡Un abrazo enorme! F:
jaja
ése día estaba inspirada!?
que tengas un buen año 2013
:))
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