No somos, no estamos.
Las sombras que callan,
las luces que se esconden.
El cuerpo que asolas llora.
Los silencios de la noche
antes de dormir.
Las pesadillas de la noche,
vivir, vivir, vivir y sufrir.
Habrá quizás el oro,
habrán tal vez:
licores,
hojas verdes,
flores, raíces.
Y la nada lo es todo.
Ni con ocasión de sonrisas,
ni con motivo de baile,
ni con situación de besos,
y hasta más, y además,
ni aquello ni lo deseado,
la nada lo es todo.
Si soy ese vacío,
soy también el grito,
el último grito,
y todo su contenido.