'La fiesta que si no es de madrugada no fue de noche.
Que sin trago que encienda, no hay en el cielo un coche.
Que hace del vómito en la mesa el dorado broche.
Ay quejarse siempre.
Ay siempre quejarse.
Y aparentar que un día estamos contentos.
Y decir sin embargo que de la desgracia nadie está exento.
Que mierda es todo. Y hasta la mierda es un invento.
Ay quejarse siempre.
Ay siempre quejarse.
¿Qué me queda? La distancia.
¿Qué dejo? La vagancia.
La ignorancia y la arrogancia y la abundancia de todo y que nada funcione de verdad sino todo a medias en esta tragedia barata de enciclopedia de bus y un cantante de Jesús y como para que rime, de ese, humm 'virús' y que canto y que lloro de tanto en tanto a ese voltea'o santo en medio del llanto y el quebranto de mis sombras y la noche fría sin manto y ¡el camposanto!'
'Ya pues, matate pedazo de idiota. ¿Qué es lo que hablás? No pues, ahora de payaso a poeta. Ve, no me jodás, pasate otro guaro que estoy que me bailo. Mejor dicho, ponete alguna de esas que sonaban en los colectivos cuando llegamos a Bogotá. De las de 'viejitas pero sabrosas'. Una salsita que va o un merengue de esos de 'cachete con cachete, pechito con pechito'. Hoy amanecí o, bueno, se nos hizo la noche con ganas del pasito tuntún y de beber hasta que el ombligo se pase para el otro lado y dejar la güevonada de estar tratando de arreglar este mundo de mierda que mejor se arregla bailándolo, o se desarregla emborrachándolo. Se me quedó esa frase vieja de que 'el trago no te da la respuesta sino que te hace olvidar la pregunta'. Y ya estoy mama'o de hacerme preguntas pendejas y tener que madrugar todas las mañanas con la puta preocupación que quizás sea la última levantada y que debo salir a meterme en ese tráfico de sardinas empacadas, de canguro con trillizos a respirar a medias y cansarme subiendo porque no hago un culo de ejercicio y duermo y hago pereza y como mal y fumo. No, es que hay algo equivocado con vivir, ¿no te parece? Upa, no. Dije que no más preguntas culas. Mejor dicho, caminá hacemos lo de 'a la derecha, a la izquierda' mientras me contás qué pasó con es nena que se fue a los Niuyores, ¿o era a los Mayamis?, no sé, esa vieja con la que te metiste y que era casada pero putamente infelizmente casada con ese man, que bien feo si era, pero ya, es que cuando se tiene plata, la belleza se diluye, ¿no? Como ahora que te veo a vos hasta chusco. ¿Por qué era lo de grillero? Ya ni me acuerdo de eso. Esa vaina no tenía sentido. ¿No? ¿Y es que acaso con ella no te manoseabas en el carro mientras la llevabas a verse con el ahora marido entonces prometido? Ay qué ver cuan imbécil se puede ser. Y no él. Sino vos que te metiste en un paseo tan jodido para que luego te dejaran montado en la burra sin más y ella se fuera en plan chévere a viajar el mundo y vos acá chillándola y yo mamándome tu quejadera. Cambiá eso que suena mal. ¿Eso no era antes una balada de las de pop? Qué manía tan desesperante que le cambien el ritmo a las vainas. Si era para llorarla, ¿cómo puede ser que ahora sea para zandunguearla? ¿Para sacarle brillo a la ebilla? ¿Hebilla es con hache? ¿Para azotar baldosa? ¿De dónde se crean esas frases que todos repetimos constantemente? Me pasa ahora cuando voy a comprar comida que escucho a los del colegio de aquí a la vuelta hablar y ¡no entiendo! Maldita sea, antes no entendía a los viejos con lo que me parecían palabras rebuscadas y ahora no entiendo a los pela'os de 15 con palabras que parecen sacadas del culo. ¿Es que se trata todo de eso? ¿De no entender? ¿De permanecer confundidos? Como medio ebrios creyéndonos felices porque se nos antoja que es mejor o porque ya nos aburre la quejadera a toda hora del que amanece con nosotros y se acuesta con otro. Ay no sé. Hasta los desesperanzados me parecen salidos de un rialiti de la televisión y los optimistas de algún culto de los que tienen avisos pegados en los postes de la luz eléctrica. Pillá todo lo que podemos hacer mientras bailamos. ¿Bailamos? Ah este hp se durmió.'