A lo lejos se escucha una serenata
de un bandido, gordo y en cabalgata,
de un político que miente en perorata.
Las formas del poder siempre en pieles oscuras.
Las frutas del poder siempre de envenenada frescura.
¿No hay acaso gobierno para los del hambre?
¿No hay acaso hospital para corazones en calambre?
Las gigantes mansiones a puerta cerrada
mientras la miseria se bebe a cucharadas.
Se regocijan de saberse únicos camaradas,
brindan, se dan las gracias y se dicen
"con gusto, como debe ser, de nada".
La serenata sin embargo no canta
una desgracia que aun a los muertos espanta:
Hay gritos de moribundo entre las latas,
hay hombres caídos entre las ratas.
El silencio la protesta ahuyenta,
la libertad a balazos se revienta.
Sentado está el poder que a todos mata.
Bocas de mentiras puras.
Bocas como canecas de basura.
¡A lo lejos alguien canta su candidatura!
Y afila el cuchillo
tocándose el lleno bolsillo
mientras alista la dentadura.