Jueves diez con siete

Unas lágrimas atascadas. Un trepidar de la nada. Gritos a la brisa y al smog. Sin razón se abren los ojos todas las mañanas con heridas que supuran todas las vidas y una única calma. El cuarto siempre está cerrado y el cemento aturde ahí afuera en donde las preguntas se olvidan. Duelen más los dolores cuando no tienen sombra ni nombre.