Mi pequeño tumulto.


No sé qué pasa pero ya en mis sueños no me sueño.
Y me despierto a las cuatro y a pesar de mucho empeño,
no logro quemarme en la sagrada fogata de Morfeo,
cual si yo no fuera, para aquél infierno, un apropiado leño.

Y me digo: si, he cumplido. He ganado de este día el preciado trofeo.
Y hundiéndome en la vigila eterna: el Otro Lado me hace seguido el feo.
¿A quién con una vela he rendirle culto?
¿A quién he de elevar los agudos sonidos de su solfeo?

Que me pierdo entre la arena y me sepulto.
Que cargo la cruz del que no duerme: el más pesado bulto.
Que de mis noches no soy más el dueño.
Que la noche es ahora el mensaje oculto.

Que atrapado me encuentro, en mi cama aún más pequeño.
Que me hundo en las estrellas y su tumulto.