De eleves

Hoy me enojé con los ascensores porque aparentemente ninguno funcionaba y estaba yo, ahí de pie en el piso 10, espere y espere definiendo si me iba a tocar bajar por las gradas todos esos pisos para luego tener que subir por las gradas y contra la gravedad todos esos 10 pisos, cuando me di cuenta que se me había olvidado apretar el botón y que la tecnología no había evolucionado tanto como para adivinarme el pensamiento. Lamenté no vivir en ese futuro y me disculpé con los ascensores. Ellos no tienen la culpa. Es un edificio viejo.