Rehacer los colores, recuadrar los ladrillos. Amontonar de nuevo y notar que esa casa propia, era de hecho una ajena. Que la cama sigue vacía y que sólo un cuerpo cierto y verídico abunda. La lucha es la misma, la lucha es con nuevas armas. He de vigilar la entrada y he de resguardar tu partida.