No se dan los oídos para ningún dolor.
No llegan las manos para ninguna caída.
Se desmoronan los mañanas.
Se vierten en los ríos sucios los recuerdos.
Lamentos aquí.
Gritos aquí.
Allá, el hueco, el vacío.
Eso que eres y nada que soy.
Toda distancia es infinita.
Todo martirio es infinito.
Aveces, claro, alguien sonríe.
Mientras muere.
Mientras muere, todo sonríe.
Porque sonriendo vive la muerte.
No se dan las mareas sin ahogados.
No llegan las caricias sin factura.
El silencio, inconmensurable, afilado.
La vergüenza, siempre ahí.
La paranoia, siempre ahí.
Las ganas de no tener más ganas.
Todos pierden, nadie la nada gana.
Allá la pared ya rota.
Allá la silla rota. Ya.
Eso que eres, y yo, que a nada voy.