Hoy, en un café gomelo, vi a alguien que tenía el mismo color de zapatos que yo tenía, el mismo color y corte de camiseta, el mismo pantalón en color y forma. Pero, sin embargo, no obstante, lo malo -o lo bueno para él- era que don otro, el otro-que-no-soy-yo-, era como 15 veces más guapo. O 17. Para evitar incomodidades -todas mías- decidí ponerme el saco para marcar la diferencia y también dejarme la gorra pues llegaba él a las 18 veces con su frondosa y larga melena. Que fluia con el viento pues estaba en la terraza mientras yo le miraba dentro del café y me enterraba adentro de mí y de mi ropa. Me hice en una esquina donde casi no llegaba la luz y pedí una cerveza. Eso me pasa por ir a donde van los gomelos.