A que sí.

Si no eres una idea,
vacío estás como una vacía aldea.
Si no eres una palabra, apenas si eres una hebra.
Eres eso que te contiene: pues eso también te sostiene.
Si eres esa sombra, lleno estás de la noche sola que no se nombra.
Si eres esas notas, eres agua que sopla y empuja la música en pequeñas gotas.
Eres aquello que no eres, pues de la vida sólo queda nuestro cuerpo y sus placeres.

De la perdida mente.

Aquél al que le llamaron Finalmente, definitivamente, debe estar ya demente.
Pues mentecato es quien nombres innombrables pone y dispone. Y aquél que los propone.
Ponedero de pocas dichas pero de muchas malas fichas. Un vacío monedero.
Y perecedero.