Hoy me dijeron que la temperatura en invierno en Washington DC podría llegar a bajar hasta 30. Quedé mudo y pensé inmediatamente que no tengo ropa para semejante frío y que la cobija tres tigres y la bufanda de puente de la Universidad Nacional realmente no me iban a servir como era mi plan. Miré mi cuenta bancaria, hice cálculos, busque dónde comprar y empecé a planear todo porque esa ropa es cara y acá todo es más caro y en invierno acá es re-todo re-contra caro, y estando en esas, casi corriendo y con algunos pelos de punta (los únicos que aún pueden estar de punta), caí en cuenta que era 30 y no menos 30 y que eran Fahrenheit y no Celsius. Es un frío de 1C, más o menos. Bueno, más menos que más. Quizás la cobija tres tigres y la revolucionaria bufanda azul en la calle sí me funcionen.
La verdad es que no sé pensar en Fahrenheit ni en pies ni en millas, a menos que sean los que voy a poner en mis zapatos y las que voy a acumular en un viaje en avión.