Pretéritos asombros del futuro

Cien Años de Soledad de Gabriel García Márquez es un libro que he leído varias veces ya y del que, de repente, casi como una iluminación en retroceso o una epifanía de para atrás, se me vienen pasajes a la cabeza. Desde que he empezado a experimentar con la Inteligencia Artificial en mis fotos de archivo y en mis videos y, con el uso casi compulsivo que hago de Chatgpt, que se ha vuelto un yo en copiloto, un yo con acceso directo a mi oído biológico y a mi ajá creativo, este aparte con el que empieza el Capítulo 12 del libro, lo recito como un mantra que me da miedo y me tranquiliza, como un pasaje antiguo, digamos, en forma de oráculo fijo de una sola lectura que, en un mágico dinamismo de la quietud, cambia y cambia, y que siento más cercano que nunca; especialmente en el ahora del ahora en que pesa más que el peso pesado anterior de los muchos datos y de los artilugios móviles y de las pantallas titilantes de mundos alternos.

Dice: "Deslumbrada por tantas y tan maravillosas invenciones, la gente de Macondo no sabía por dónde empezar a asombrarse. Se trasnochaban contemplando las pálidas bombillas eléctricas alimentadas por la planta que llevó Aureliano Triste en el segundo viaje del tren, y a cuyo obsesionante tumtum costó tiempo y trabajo acostumbrarse. Se indignaron con las imágenes vivas que el próspero comerciante don Bruno Crespi proyectaba en el teatro con taquillas de bocas de león, porque un personaje muerto y sepultado en una película, y por cuya desgracia se derramaron lágrimas de aflicción, reapareció vivo y convertido en árabe en la película siguiente. El público que pagaba dos centavos para compartir las vicisitudes de los personajes, no pudo soportar aquella burla inaudita y rompió la silletería. El alcalde, a instancias de don Bruno Crespi, explicó mediante un bando, que el cine era una máquina de ilusión que no merecía los desbordamientos pasionales del público. Ante la desalentadora explicación, muchos estimaron que habían sido víctimas de un nuevo y aparatoso asunto de gitanos, de modo que optaron por no volver al cine, considerando que ya tenían bastante con sus propias penas para llorar por fingidas desventuras de seres imaginarios. Algo semejante ocurrió con los gramófonos de cilindros que llevaron las alegres matronas de Francia en sustitución de los anticuados organillos, y que tan hondamente afectaron por un tiempo los intereses de la banda de músicos. Al principio, la curiosidad multiplicó la clientela de la calle prohibida, y hasta se supo de señoras respetables que se disfrazaron de villanos para observar de cerca la novedad del gramófono, pero tanto y de tan cerca lo observaron, que muy pronto llegaron a la conclusión de que no era un molino de sortilegio, como todos pensaban y como las matronas decían, sino un truco mecánico que no podía compararse con algo tan conmovedor, tan humano y tan lleno de verdad cotidiana como una banda de músicos. Fue una desilusión tan grave, que cuando los gramófonos se popularizaron hasta el punto de que hubo uno en cada casa, todavía no se les tuvo como objetos para entretenimiento de adultos, sino como una cosa buena para que la destriparan los niños. En cambio, cuando alguien del pueblo tuvo oportunidad de comprobar la cruda realidad del teléfono instalado en la estación del ferrocarril, que a causa de la manivela se consideraba como una versión rudimentaria del gramófono, hasta los más incrédulos se desconcertaron. Era como si Dios hubiera resuelto poner a prueba toda capacidad de asombro, y mantuviera a los habitantes de Macondo en un permanente vaivén entre el alborozo y el desencanto, la duda y la revelación, hasta el extremo de que ya nadie podía saber a ciencia cierta dónde estaban los límites de la realidad".  

Jdiw8

No te caigas que somos dos o cáete conmigo que somos nadie, que somos eco de nosotros mismos. No te rindas que todo ha caído, que el campo amanece y está desolado, que reverbera en atardeceres tristes el fin acontecido. Ríndete conmigo que somos dos y seremos todos caminando en búsqueda de dirección, dirigidos por el requisito de caminar. No saber cómo ir o a dónde ir ni qué ser ni cuándo ser. ¿Qué es amar lo amado? ¿Qué es suspirar por el trazo que se dibuja, por las frases que se recitan, por las líneas que se cantan? Hay una pasión que se sumerge en sí misma, en mentira y sin nombre. Un destino que es sólo espejo y pasos sin camino. Cáete conmigo que caemos juntos al abismo lleno de vacíos y entre ellos viviremos y entre ellos nos vivimos.

ñslmf987

Me refugio en ti como el torso acurrucado en un abrazo de cama:
tibio que es tu aliento y silencioso.
Duermes el tiempo de la vida y tu espalda acompaña
la luz otoñal, gris y fría
Cuántas horas que son estas horas,
sin cielos reales ni cementos recorridos
un mundo que se crea desde los vidrios y desde el escondite
y que nos ha dejado este el libro que actuamos,
este idioma que desconocemos,
el guión que hemos ido inventando
¿Qué vida es esta vida? ¿Qué río es este río?
Una tormeta que empuja las aguas por nuevos surcos,
por nuevos desiertos,
haciendo fértil lo muerto,
inundando las rocas talladas antaño
Porque no hay planes sino emergencias,
porque no hay proyectos sino presentes:
un futuro sin futuros posibles,
sólo la lluvia que cae,
el vapor que se esfuma
en cada instante que palpitamos,
en cada sueño que cae,
tras los miedos que lloramos, 
tras cada suspiro que nos lleva
como hojas que flotan a la espera de lo venidero

ñalfm,'

Pálida está la luna que amanece cansada
con el miedo del tiempo
con la angustia de tanta luz
Se quema el sol que atardece ansioso
con el miedo de lo visible
con la declaración del control
Camina el cuerpo celestial 
temblando de frío interno
ardiendo de fierros pensamientos 
siempre nublado y siempre atento
pensamientos caudalosos 
que consumen los pasos
que atacan los trazos
que agotan el respirar
Se agita el cielo de tanto exhalar
y llora en lágrimas frías
en hielos viejos y nubes vacías
en el andar corriendo
y en correr al andar
Los días que son noches
las noches que no son días
se van las horas eternas en ningún día
en aullidos invisibles y en gritos de roca
se diluye la vida en la vida
el agua en el agua
se apaga el cosmos en el cosmos
y con él la felicidad y la sonrisa

A

te vas
yo sé que te vas
y me ahogo y me muero
contigo vivo y muero
y muero porque te vas
porque te amo 
con palabras que no existen
en formas que no existen
Porque te amo, te veo irte
evaporándote te siento irte
polvo de estrella que eres
estrella que yéndose va
porque te vas y yo me quedo
sin ti me ahogo y me muero
y contigo quiero estar
siempre quiero estar
No te vayas sin mí...
o vete a ser feliz y vete sin mí
que ya llegaré, a ti llegaré
un día y no este día
un día que siempre querré
y quizás no será
Contigo estar
y ya no ir y ya no estar

lkn09c0

Siempre igual
Todo igual
Cada mañana, la misma mañana
Cada hora, la misma hora
Espacio intacto
Espejo intacto
Dolor infinito de quien sufrir 
sólo sufre
Sufrimiento sin rostro
rostro de todos los dolores
Nada cambia
Destino que no cambia
Mañana que es la misma hora
Semana que es el mismo día
día eterno de eterna deshonra
Siempre es nunca
Ahora es nunca
Nunca es nada
Nunca
Hambre que siempre desgarra
Herida que nunca cierra
Camino que se camina
en frío y caída
en soledad y silencio
en sepultura
Sed que no abandona
Sed que siempre espera
la mañana que se repite
el cansancio que nunca cede
el mañana que nunca empieza
el futuro que no termina