Era un dedo con un cuerpo. Cabeza del algo con el resto. Apenas de nosotros un remedo.
Dijo: Aquello que se me va: porque yo me quedo.
Dijo: Me debo. A mí me debo. Me debo.
Me enrededo. Me armo y me desenredo.
Porque:
No hay. Hay nada. Ni siquiera miedo.
No hay palabra. No hay música. O credo.
Ni piel.
Ni concubina.
Ni mancebo.
Me dije: me quedo.