Estuve pensando anoche en algunas de las mujeres de la historia, la ciencia, el pensamiento y el arte que hayan tenido una influencia importante en algún momento de mi vida y a las que de un modo u otro les he seguido el rastro. Unas desde hace un montón de años, otras desde hace recientemente. Así que, haciendo ese ejercicio, y para no confundirme, decidí que lo mejor era hacer una lista.
Acá va:
Alejandra Pizarnik, poetisa
Emily Dickinson, poetisa
Marie Curie, química y física
Katherine Johnson, matemática
Catalina la Grande, zarina
Virginia Woolf, literata
Emily Brontë, escritora
Doris Salcedo, artista
Marina Abramović, artista
Kara Walker, artista
Meryl Streep, actriz
Diana Uribe, historiadora
Hannah Arendt, filósofa
Simone de Beauvoir, filósofa
Sor Juana Inés de la Cruz, poetisa
Celia Cruz, música
Shakira, música
Bjork, música
De todas, podría decir así ahora mismo que escribo, que la que más me agranda el corazón y me hace hervir la sangre, es Sor Juana Inés de la Cruz (1648, México). La empecé a leer cuando yo tenía unos 11 ó 12 años. Sus versos me maravillaron, su sensatez, su sed de intelecto, su lucha porque la dejaran estudiar, su decisión de convertirse en Sor porque era el modo menos complicado para poder, como mujer, seguir estudiando y escribiendo. ¡Su biblioteca de 2000 volúmenes en pleno siglo 17!
Siempre he querido escribir rimas como las de ella: sucintas, con gracia, profundas, poderosas. He leído una buena parte de su obra, me sé varios de sus poemas y la siento como si la conociera, como una mentora y amiga a quien admiro profundamente y con quien me puedo ver sentándonos a conversar y a compartir lecturas y versos y filosofías. Ella enseñándome algo de su maravilloso genio y su enorme visión del universo.
Nunca olvidaré esta frase dirigida a quienes se empeñaban en no dejarla estudiar:
“En perseguirme, Mundo, ¿qué interesas? ¿En qué te ofendo, cuando sólo intento poner bellezas en mi entendimiento y no mi entendimiento en las bellezas?”
Touché.