Y entonces a la señora, ya de unos setenta y tantos años, local de toda la vida de Santa Marta, ciudad costera del caribe colombiano, y quien nos atendía a la mesa en el restaurante casero de un barrio residencial, le pregunté a viva voz como para que me escucharan '¿dígame, mi doña, cuál es ese plato que usted quiere comer en su casa luego de una larga jornada? Quiero ese que me diga' Ella pensó varias veces. En la espera de la respuesta supuse un gran plato exótico del mar con frutos para todos los males. Entonces dijo: una pechuga de pollo asada.
Como ya tocaba cumplir, con todo y el orgullo herido, me la comí.
Estaba rica.
#YoBienBobo