De repente, lees.
De repente, a mí vienes.
De repente, vas y vienes y un día finalmente te quedes.
Todo llega como llegan las lluvias de mayo: de repente.
Sonrío y te espero y mi sed se sacia de la ansiedad de verte.
Bebo la calidez de tu recuerdo mientras tu reflejo en mi tiempo se hace más fuerte.
Me sumerjo entre burbujas y tambaleando te cuento sobre cascadas y humedales y prístinas islas verdes, sobre flores silvestres entre las que he de perderme.
Nado y surco esos mares, de repente.
De repente, hay sales y playa. Perlas y espumas.
Un cielo estrellado. La brisa sabia y la infinita luna.