El verbo caos
Y vio cuanto porno pudo. Drogado, borracho, en las mañanas pero sobretodo en las noches facilitando el proceso (by) al traer el pael higiénico, todo él, el rollo completo al lado de la mesita de noche con retazos previamente cortados optimizados con el uso y la experiencia a la cantidad precisa y necesaria. Particularmente le gustaban los videos muy ficticios en donde eran marcianos o marcianas o híbridos y abducciones azarosas con una nueva modalidad de placer y dolor, o dioses del Olimpo y Asgard y Baal o el que cayera, o zombies. Éstas últimas eran claramente sus favoritas: las de zombies y su movimiento lento pero constante, su persistencia sin sentido, su afán parsimonioso de movimiento sin razón y sin objetivo. Las había visto todas y se dijo, ¿por qué no mezclar esas dos pasiones? Ahora con la moda de los mash-up en los que suena la voz de la una con el piano del otro, ¿por qué no el gemido del uno con la sangre sin vida del otro? Sonaba apenas natural. Así, se dedicó horas eternas, suspendido en escenas y posiciones casi imposibles, en eventos virtuales orgiásticos entre tantas y tantos al mismo tiempo, en cámaras baratas y grandes producciones. Hubo una en 3D, sólo que la falta de gafas y el portátil barato, no dejaron entrever más profundidad que la ya muy evidente propia del sudor y que era como del -o del algún otro- mundo. Como de esa tierra caliente de cristales de donde viene Súperman o Linterna Verde mientras se dan un vueltón jugando Escondite Inglés con la Mujer Maravilla o hasta entre ellos con besos franceses y chupadas en donde el sol no quema. Amontonando días de video descargado de la red, memorias de las chiquitas con megas y megas de piernas y culos, revistas, cuentos que ni el trópico de un cangrejo ni Saló en el salón, se le ocurrió que era momento de coser. De hilar alas de mariposa en alambres de ganchos de ropa uno tras otro como esqueleto de la cometa y cubierto en colchas de retazos con las fotos y revistas y portadas e imágenes impresas de todos los videos vistos. Quería desnudar todas esas pieles en los cielos y nubes grises y días soleados. Con la paciencia y frustración de quien se enseña lo que hace y califica lo que se enseña, destinó más días para configurar el objeto volador que los se gastó grabando sus propios gritos con el celular en cada escrutinio pornográfico. 'El objeto volador'. Esas palabras se le deslizaban de la boca cada tanto sin darse cuenta con el mismo reflejo innato que lo hacen los ojos al cerrarse o los dedos al moverse mientras se habla. 'El objeto volador'. O el que él llamaba volador, realmente no sabía si funcionaría para volar, qué volaría o si lo pondría a volar siquiera. Lo importante era acercar la adicción a la herramienta ésta para la cual la presión inferior sería al final más grande que la contraria soplándola arriba, derecha, arriba, izquierda, al horizonte estelar sin direcciones ni cartesianos. Tras los dedos con ampollas, las lágrimas de tanto enfocar, el alambre enterrado en las palmas, el hilo que le cortaba las encías (no tenía tijeras efectivas), tras casi morirse de tanto pujar con la cabeza las ideas, un buen día de Julio al finalizar la mañana, acabó el transformer. Se vio en una epifanía vestido con él, ya no para el perro ni para el vigilante ni doña Margarita la de la tienda, ni para nadie más sino para él. Decidido se metió en medio ubicando los brazos en las dos primeras alas de la mariposa multicolor agitado en un acceso de tos por lo que ya veía venir. Se dirigió tambaleando en dirección del balcón del piso 15 del edificio 4 del conjunto B, su apartamento, su cárcel de llave en billetera y empezó a agitarse, primero despacio para entender el mecansimo en que el viento, como fluido turbulento, se deslizaba entre las formas y los materiales y su fricción y su temperatura. Fue aumentando la fuerza cambiando conforme lo hacía el véctor celeste. Las dos alas iban moviéndose empujando, por un mecanismo de poleas y piñones, las otras 4 que hacían a la capa invisible romper el hechizo gravitacional despegando sus pies descalzos de las baldosas. Suspiró pensando en Dédalo e Ícaro, suspiró pensando en las estrellas del porno que se habían sacrificado ingnorantes por él, por los zombies y los virus, por la epidemiología y esos humanos de bocas hambrientas que habían mordido alguna vez sus nalgas, pero sobretodo suspiró -gritando seguido- por Poincaré, se dijo que era momento de él empujar desde sus entrañas la tormenta que estallaría en Japón o en las Filipinas, que era momento de ser él el dueño de la llama inicial del orden y los patrones, de las formas inusitadas de las bandadas de pájaros y de los videos retroalimentados, del caos acumulado en lo improbable, en las variables definidas y pintadas de resultado impredescible. Empujaría su ser tangible la última revolución sexual. Sólo necesitaba todo el tiempo del mundo, o al menos el tiempo suficiente para poder reducir a apenas un cubo pequeñito de realidad somática, el evento casi imposible. Supiraba rogando pues con la verdad entrópica tatuada en las pupilas se decía en susurros que: 'de ese tiempo me resta apenas una vida mía por vivir'.
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22 comentarios:
Toda revolucion necesita de algunas vidas.
Tristemente, es asì.
Buen texto.
Un abrazo.
Gaucho, ¡sin duda! No sé ni qué comentar con semejante frase tan cierta que parece de fusil. Siempre toma algunas, otras veces un montón. El Gran Terror es un buen ejemplo.
¡Un abrazo!
F:
que triste... rogar por un tiempo para vivir
cuantos viven sin percatarse de sus propios pulsos
y otros que sabiéndolos los desperdician
un abrazo
Lichazul, es cierto. El tiempo que no se pierde se desliza de entre los bolsillos rotos de aquellos que no cuidan sus disfraces. ¡Un abrazo! F:
Desde la triple X a la metamorfosis interna. Còmics, videos y alas de mariposas. Un texto convulsionado, que parece a punto de estallar como un orgasmo. Simbólico y extraño en el que intuyo búsquedas y pérdidas. Transformar(se) es el Sentido y no hay como sin las muertes necesarias.
Agradezco tus aportes en mi blog, los considero y valoro.
Mis besos!
Sí, me encanta lo que dices. Si hay un sentido es el de transformarse. Quizás porque sólo nos queda la intuición esencial que siempre dejamos de ser lo que somos...¡Un abrazo! F:
Leí por ahí que dicen que alguien con una idea nueva es un loco hasta que la idea triunfa, entonces se convierte en visionario.
Yo apuesto por ello.
Saludos
J.
No me ha parecido una historia triste, todo lo contrario. Desde un par de pasiones (el sexo visualizado y el aspecto desagradable de los zombies), logró crear un traje especial que le permitía imaginar y revivir lo que más le complacía: poder ser un personaje diferente al que era en su vida 1.0, una especie de protagonista de sus propias historias mentales que conseguía hacer realidad y posible sus ilusiones y alucinaciones, todo un poder.
Un abrazo amigo :)
Felipe, muy buena esta prosa desbordante, un drama de hombre unidimensional que quiere auparse ególatra hacia el ano solar y fundirse en un placer evanescente, "con la paciencia y frustración de quien se enseña lo que hace y califica lo que se enseña..." Genial esto, maravillosa definición de esa dimensión plana del hombre moderno, que palpa los límites de su ensoñación con alas de murciélago. Felicidades.
Salud
Manolo Marcos
Me encantó la intensidad que tiene el relato, tuve que hacer dos lecturas, pero no fue adrede, sino que en la primera casi no pude prestarle atención a la semántica, pues estaba atrapado por el ritmo.
Coincido con Esilleviana, no me pareció triste.
Un abrazo.
HD
José, esperemos que todas las ideas nuevas entonces triunfen. Que seguro que no siempre pasa. Lo importante es que se mantenga triunfante para quien la emite. ¡Un abrazo! F:
Esi, ¡sí! Era un personaje 1.0. Pucha, qué ojo tienes. No me había dado cuenta. Quien sólo se llena a sí, no devuelve su receta. ¡Excelente punto! Un abrazote pues amiga mía. F:
Manuel, me encanta la visión que le das. Hay algo de ególatra en el asunto por querer intentar crear la tormenta con alas propias. Pero vale intentarlo, yo asumo que en este caso no importa siquiera no volvar. ¡Un gran abrazo! :D F:
Humberto, te agradezco mucho la apreciación. Sabés que sí, me empujan las ganas de ponerle música y aguardiente al texto pero luego las ganas de decir algo también. Jejeje Se hace lo que se puede, o mejor, lo que es plausible, claramente. ¡Un abrazo! F:
Me quedo impactada con tu relato.
Deslizando el viento de emociones entre vuelos con alas de colores como mariposas alzando el vuelo entre la imaginación y alucinación.
Un beso.
María, ¡qué comentario tan chévere! Te fluye la poesía casi incontenible en tus manos. ¿No? ¡Un abrazo enorme! F:
intenso de leer , imagino de escribir
Joaquín, pues ya no me acuerdo. O quizás ya no quiero acordarme. Otra de tus frases como un balazo. Tan chévere...¡un abrazo! F:
Me ha encantado la percepción e interpretación que has hecho del Retrato publicado en mi blog. Me maravilla el infinito de sensaciones, pensamientos, emociones y palabras que una Pintura contiene y/o me maravilla como la Pintura ( el Arte todo) puede vaciar nuestros propios contenidos. Es un verdadero agrado tenerte como lector.
Muchos besos!
Mientras leía llevada por el vértigo de tus palabras, la voz de Mafalda me alertaba: "Paren el mundo que me quiero bajar!".. mientras tu personaje necesitaba todo el tiempo del mundo, la voz de Mafalda se iba con los pájaros. Qué dificil, estimado, largarse al mundo con este traje y solo alas de mariposa que nos sustenten.. qué importante la pausa que nos da el minuto de cordura en este mundo de ensoñaciones. Muy bueno tu aporte. Abrazo
Realidad y Ficción, ¡cuánto te agradezco tu mensaje! La verdad es que el arte y la reflexión sobre el mismo me generan un placer que ni te cuento. De alguna manera, veo en el arte la mayor expresión de desarrollo en la capacidad de abstracción del ser humano y la sociedad a la que pertenece. ¡Nos seguimos leyendo! Un abrazo enorme. F:
Romina, jajaja, es que Mafalda es, de lejos, una de mis pensadoras favoritas. Me recuerdo de niño coleccionando los recortes que salían en el periódico dominical acá en Colombia. Aveces dan ganas de bajarse, ¿no? Sobretodo cuando uno está en las turbulencias de un avión en donde uno grita: ¡en la siguiente parada! Y que es en la tierra sin nubes sin viento y ya sin viaje. ¡Un abrazo pues! F:
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