y siempre estar.
Los cielos que nos conectan,
las nubes que escriben por nosotros.
Recordar:
todos los espacios,
todas las palabras,
los abrazos.
Cuántas aguas hay
que nos inundan,
que no nos dejan respirar.
Y son las mismas
sobre las que una vez flotamos,
las que una vez nos bañaron
en aquella playa silenciosa,
en aquel río del tiempo,
en esas gotas de segundo
que hoy son eternidad.
Cuántas aguas hay...
Y la memoria de tus ojos,
ahora son mis ojos;
tu risa, hoy mi risa;
tu dolor,
siempre el mío.
En este vuelo que hago primero
hacia las arenas del pasado,
porque un día,
quizás cercano,
al infinito volarás,
y me llevarás en magia,
en destino me llevarás.
Pues siempre somos universo,
pues siempre somos vida,
así no estemos en este estar,
así nos despidamos hoy
así dejes pronto mi vida
y seas conmigo hoy, siempre, ya.
2 comentarios:
Los que nunca terminan de irse, que siguen estando, pero no cuando se los necesita o se espera algo de ellos, esos y solo esos, son los peores.
Saludos,
J.
Hay muchas maneras de quedarse también, y sin embargo quizás uno prefiriese su ausencia.
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