Llamada que cae

Me dueles alma que ya no gritas
Me dueles vida que ya no sientes
Me dueles futuro
Me matas seguro presente
¿Hay un camino para este abismo?
¿Hay para esta caída algún filo,
un destino?
Se escriben horizontes
para los cuerpos ajenos,
pero Ilusiones para el mío
Se escuchan risas en los labios otros,
pero murmullos en los míos
Se pintan vidas nuevas
en las vidas viejas,
pero se borran en los rostros míos
Sólo se acaban y me acaban...
Me alejan de quien la vida hace cerca
Me separan de quien la luz borra
la sombra eterna de mi sombra
Me separan y separan
los senderos vivos
con la fuerza muerta de la vida
y así caigo como he caído
y así me olvido
de mí mismo ya mismo
y hoy me empujo
al vacío y a ese ojalá camino
y hoy me huyo y me ahuyento
y me miro en la nada 
y en la nada de mí me olvido

2 comentarios:

Etienne dijo...

Si la melancolía o el dolor llano nos invade, podemos hacer de ellos algo luminoso.
A mi me gusta de a ratos, imaginar que lágrimas corren por mi alma limpiando magullones e inspirando alguna línea de exorcismo. Con ellos salen versos oscuros, tristones que nada hacen, más que llenar huecos imposibles.
Siempre hay un mañana esperando a la vuelta de nuestros sueños.

José A. García dijo...

La vida es sufrimiento, se nace llorando, se muere haciendo llorar. No hay caso.

Saludos,
J.