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Hay un camino que no camino, todos los caminos. Una sombra que no soy, todas las sombras.
Está la música que se sienta en las esquinas y el café y la mañana que pasa lenta como el viento tibio de los alientos perdidos y el susurro de tu mirada invisible que sé que ahí está como la vida, como la muerte y el destino roto de quien olvida su olvido y camina como las rocas que caen por las colinas. 

1 comentario:

Etienne dijo...

Uh amigo, te ha pegado fuerte la nostalgia de algo que es difícil de alcanzar... Esa sensación de inevitabilidad de las cosas, no es sensación, es realidad. Deja que fluya, que es como el río o la arena, tienen vida propia, no se los puede controlar!
Abrazo!