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Cuántos filos tiene el silencio
Cuántos abismos
en la estructura de las gargantas
Los dedos y sus heridas
La ausencia de quien ahí está
Que se diluye
Que se esfuma
Evaporando el día feliz
Asfixiando los mañanas
en el afán del control
en el licor del poder
y la soga, la vieja soga
que conecta los mares
los miedos y el hambre
que acosa los gusanos
del oro,
que empaña la clarividencia
de los espejos
hoy sin vida
sin muerte
sin sentido

2 comentarios:

Etienne dijo...

De a ratos te ponés oscuro, amigo!
Aprovechen que ya les abrieron la tranquera y hace calor; acá volvieron para atrás con más controles y encima hace un frío de calarse...
Salute!

Mista Vilteka dijo...

Etienne, amigo. Los ratos y los ratones.
Imagino el frío. Hace un año estaba para estas fechas en Buenos Aires sobreviviendo a punta de facturas y café.