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Sacas tu cabeza por la ventana y miras los rastros de los escondidos, sobras y fluidos dispersados en los andenes, bolsas rotas de un pasado reciente. Hay un reflejo de carnes que se pudren, de cáscaras abullonadas y verdosas, de calles y entropía.

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¿Qué hacer cuando no se sabe si se tiene más sueño o más hambre?

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Déjame el silencio y tus pupilas, la forma de tus labios y tu ausencia, quédate en vacío o vete al infinito con la piel de mis manos.

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Ojo pues: ¡extranjero o local!
(Discriminación alienígena)


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Persiguiendo tu sombra o tu luz, las formas de cada uno de tus cabellos o tu piel. Cuántos somos que sólo callamos, cuánto somos que tu voz aguardamos. Yo me escondo en las grietas de tu silencio.

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El misterio de las sombrillas que nunca encajan de nuevo en sus bolsitas.

a

Soy agua de las esquinas, viento de las rendijas. Una ventana hacia las montañas. Los cables del horizonte. La carretera vacía.

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Sugieren ventanas y vidrios
espejos de lo que fuimos.
¿Cómo escapar del cristal de tus ojos? ¿Cómo detener el río de tu silencio? Callas.
Eres montaña de arena
espalda de certeza.
Vacío.

Dhwkwi6

Se abren los ojos
por las sombras
y los ríos.
Son sólo hojas tiradas
en el piso
que nadie ve,
ramas rotas
que todos pisan.
El cemento de la vida
o el asfalto del aire
que todos escupen.

Cumpleaños 35

Hoy son mis años treintaicinco. En la barba ya tengo canas, me dejan roto las caravanas y al otro día en las mañanas no puedo dar ni medio brinco.

Hoy miro hacia el frente y hacia atrás también miro. Calculo ya mi siguiente tiro. Corro, doy la vuelta y giro. Quieto, firme, contundente. Hoy dejo de ser y quizás soy. Dejo de suspirar y tal vez voy. ¡Al mañana que no será hoy!

¿Quién seré sino el silencio? Las calles del olvido, el cuerpo adolorido, lamentos y quejidos. Voz sin vos, garganta y tos Ruido en firme silencio. ¿Quién seré sino la luz? Cuando cansado, río; cuando feliz, lloro; cuando soy yo agua del río, cuando fluyo entre mis poros. Viento libre, rendija de luz.

Son todas las sombras, son muchos los miedos. Hay penumbras y ruedos, mentiras, falacias: ¡remedos! Todo lo que no se nombra

Son todas las caricias, son todas las delicias de la inesperada fiesta que sí se presta a la fuerte risa, a disfrutar sin prisa, a olvidar también, a recordar el tren que ya se fue y no se ha ido; que si un día fue ya se me ha perdido.

Hoy son mis años treintaicinco. Sí, de cuerpo incompleto; sí, de altura a medias; ¡Repleto calvo esqueleto! Aventuras y hasta tragedia. De peldaño en peldaño, incluso a veces sin cinco, hoy son estos mis años: ¡se amontonan treintaicinco!