Van mis pies cuesta abajo.
Se tropiezan las piedras en el asfalto.
Y mi ojos quieren ya cerrarse.
Yo, este yo, quiere regresar a mi primera sombra.
¿Cómo terminé en esta piel y en esta boca?
Mi silencio es mi mayor tesoro, especialmente mi mayor deuda.
A callar aprenderé.
4 comentarios:
He leído tu poema escuchando un tango, creo que son muy apropiados con esta música de fondo.
Felicidades, verdadera poesía.
(y es muy difícil que yo diga esto)
Saludos!
Tarántula, muchísimas gracias por pasar y por tus palabras. El tango siempre combina, creo. Sobretodo con buen vino o un aguardiente.
Alguna vez lo quise baila pero no hubo tiempo.
Me siento avergonzado con tu opinión sobre mi poesía. Pero igualmente me alegra un montón que me hayas leído.
Muchos saludos de un colombiano que por unos días anda en Costa Rica.
Felipe.
(estupendas vacaciones!!)
volver al origen puede resultar algo complicado, no crees? una vez que se ha vivido nunca retornamos al ser que éramos antes, siempre queda algún poso o resto de comida, barro o cualquier sustancia que nos recuerda lo vivido, nos pone sobre aviso... pero eso sí, ante todo, intentar aprender de los errores.
un saludo.
Esilleviana, tienes razón. No cabe duda que desinventar es lo más difícil. Regresar cuesta más, mucho más que irse.
Ah pero qué no daría yo por desinventarme en ocasiones y olvidar lo aprendido y borrar todo lo hecho. Perderme en ese olvido borgiano.
Muchos saludos.
Yo aprovechando el calor de otras tierras fuera de mi Colombia.
Felipe.
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