Se han perdido todos los días, todo el oro, todo el vino y sus luces.
Estrellas que apenas si titilan mudas parecen. Muertas cual lejanas cruces.
Me veo mirándote, me veo mirando a través de la ventana del carro.
Desesperado, cansado. Sobrellevando esta caminata, este camino, este barro.
No existe verdad más allá del infinito silencio.
No existe un sueño más y, de esta lucha, renuncio.
He descubierto los espejos. He visto mis ojos mirándome. He visto sus sombras.
Caminando entre mujeres y vidrios, entre humo ardiente y cervezas, entre mis penumbras.
Me descubrí ya tarde.
Soy valiente mientras duermo. En el día me sé cobarde.
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