En polvorosa.


Duele. Se inflama el labio de toda cordura. Arde. Supura.
Blancas reaparecen las memorias bajo las cobijas mientras se esconden los cuerpos entre aromas y cremas. Píldoras de un óleo imposible que siempre se mira.

Vuelve como vuelven los pesares, golpea como la lluvia a las flores, embarra. Hubo siempre un mejor día, habrá siempre un mejor momento. ¿Por qué ahora cuando pudo ser nunca?

Pasarán los días y pasará el olvido. El puente habrá de cruzarse: para ser puente. Del otro lado cantan las campanas y sonríen los horizontes. Me piso.

2 comentarios:

Etienne dijo...

Y más allá, del otro lado se gesta, indefinible pero definitiva, una marea siempre alta que arrolla, un ahora que fue mañana y que morirá en el recuerdo de nadie.
Pero pasará, eso no hay dudas.

Sergio Lopez(Lely Vehuel) dijo...

Que profundo y hermoso lo que manifiestas,me encanto.Siempre digo bienvenido cuando llegan a mi sitio, pero me siento bien llegado en el tuyo, tu blog esta muy bonito, es agradable visitarte.
Venite por Peregrino de Sabiduria a leer lo nuevo, te invito.Un abrazo,mucha luz y hasta pronto...