19 de febrero de 2009

El almuerzo de zetas.

El cansancio me asedia. 
El sopor, 
el tedio. 
El polvo 
se amontona en las esquinas, 
en las cortinas. 
El telón 
cae 
irremediablemente. 
La audiencia duerme 
y otros llaman callados 
como si los quisieran más cerca. 
Silencios. 
Y es apenas 
mediodía.

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