se hacen

Se hacen eternos lagos eternos tiempos eternos
En mi cuerpo infinito de camino infinito de sueño infinito
Me ahogo y sobrevivo
Me hundo y floto
como el barro que emerge sereno
como la raíz que elige lo profundo
Oscuro profundo
Silencio profundo
Sin la piel que me habita
O la memoria que me acaba
Hay una hora que es siempre hora y ahora
Violín y cuerda y montaña y palabra
La voz ausente que ya me habla
O que ya me calla
La saliva seca, los ojos secos, la vida seca
Se hacen sombras y mareas y días y sombras y cielos y sombras
En mi destino vacío de mi corazón vacío vacío de mi miedo vacío

1 comentario:

José A. García dijo...

El vacío que somos anhela ser llenado, muchas veces no sabe ni el cómo ni el por qué. Mucho menos el con qué.

Saludos,
J.