Años.

¿Y quién es el extraño que resulta ser mi amigo? Te pregunté.
Eres tú. Me dijiste.
Pero yo soy mi enemigo. Aclaré.
Y él también te es extraño. Aclaraste.
Y resulta ser un extraño amigo. Terminaste.
Y me fui con los dos extraños.
Y nos fuimos tres.
Siempre fuimos dos.

Ado.

Vino masculino y me dijo: soy un ado. Se me cayó la hache. Mi voz grave me hace o.

Me escondí bajo las sábanas pensando: debí cerrar la ventana.

Se acercó quedito, quedito. Apenas tecleando la alfombra. Y oh que canta la sentencia desgraciada: la desgracia: serán tus acciones, el movimiento falaz del verbo.

Se fue y nunca supe qué se quedó.

Y en adelante: cuando me busco siempre me encuentro ocupado, comiendo helado porque ando trabado. Y he esperado la hora última cuando me sienta feliz de haber no-estado. Y de verme llevado a la tierra de olvido donde aún nada he pagado.

Es ya tarde. Estoy cansado. Olvidado. Mamado.

Pa-s.

It's us.
Le dije: ¿más pa'us?
Me dijo: Sí. Más pa'us-ted.
Le dije: Sí. We somos I.
Y pensé: no debería hablar.
Y me dijo: ¿alone?
Y le dije: solo no. Sí. Así.
Y nos fuimos: cuando me fui.