La barcaza y la Colombia de a 20



Tu sangre es hoy toda la roja sangre viva del ancestro africano.
Hija en todos los tiempos del tambor, la flauta, la noche y el desierto,
del ardiente trópico húmedo como de su primer verdoso grano.
Llevada con hierro forjado fue tu historia a la mar y a todo puerto,
embarcada así por oro y fuerza en la caravana de la colonia.
Lo supiste como lo sabes. Con los españoles se fue encubierto
el desfile austero y fatal de quien llora toda última ceremonia.

¿Qué sientes tú que fuiste y eres en el amasijo de esta amalgama?
¿Hay para todos un mismo cobertizo con una misma coraza?
El fuego del pasado arde contigo y conmigo está tu ardiente llama.

Ah mi Nueva Granada que aquél día te vio llegar así desnudo
a sacar de los campos y de la tierra la azúcar que no era tuya,
a querer hacer de tus signos y tu madre lengua apenas un nudo,
forzándote con puño y cadenas a entonar el primer aleluya.
¡Fuiste pies y planta del ritmo de todo aquello que me soy y canto!
En las alturas con tus alpargatas de algodón, de fique y cabuya
lavaste el tosco ladrillo, la dura piedra y untaste el calicanto.

¿Qué sientes tú que fuiste y eres en el amasijo de esta amalgama?
¿Hay para todos un mismo cobertizo con una misma coraza?
El fuego del pasado arde contigo y conmigo está tu ardiente llama.

Soportaste como esclavo creando de la desdicha un cimarrón,
orgullo del viejo Espartaco que no vio los cimientos del palenque.
Pusiste ahí con la cumbia y con la marimba en tu cabeza un jarrón
y que ahogaba en lo más hondo la falta de ritmo del criollo enclenque.
No llegó a las Américas con la espada y ocaso de Napoleón
mas que otra palpable forma evidente del miedo ciego y su rebenque,
mas que otra forma de engullirte vivo en el invisible Panteón.

¿Qué sientes tú que fuiste y eres en el amasijo de esta amalgama?
¿Hay para todos un mismo cobertizo con una misma coraza?
El fuego del pasado arde contigo y conmigo está tu ardiente llama.

Estabas entonces en un conflicto esencial con todo dueño blanco,
estabas entonces del lado callado de todo cuerpo oprimido.
Mientras Haití en el norte se bebía su libertad en el barranco,
tú creabas mágicos códigos secretos con llamas y silbidos.
Entretanto se escribió en el diecinueve la aparente Independencia
que al final no te trajo sino un apaciguamiento ya conocido
y quizás también el sueño de que Yanga compartiera su cadencia.

¿Qué sientes tú que fuiste y eres en el amasijo de esta amalgama?
¿Hay para todos un mismo cobertizo con una misma coraza?
El fuego del pasado arde contigo y conmigo está tu ardiente llama.

Ese mismo siglo vio nacer empapada la palabra mestizo,
contenedor de todas las aguas históricas en la misma taza.
Ese mismo siglo vio a Martí hallar en las pieles espejo postizo
al escribir que “no hay ningún odio de razas porque aquí no hay razas”.
La Gran Norma de Núñez se abrió camino con la rojiza alborada
y que no desató al ciudadano ni te aflojó mucho las tenazas,
empezando nuevamente el estribillo de la añosa mascarada.

¿Qué sientes tú que fuiste y eres en el amasijo de esta amalgama?
¿Hay para todos un mismo cobertizo con una misma coraza?
El fuego del pasado arde contigo y conmigo está tu ardiente llama.

Los Mil Días con su Guerra expulsaron a tu cuerpo de los terrajes
levantando en el Cauca la resistencia de Cinecio, El Empautado,
para encaminar con Córdoba el Chocó al estrado de corbata y traje.
En la perdida aldea se alzaban en lucha los tuyos enlutados;
por todas las promesas de cal y arena y todas las nubes errantes.
Llega con la reciente norma de normas un nuevo juego de dados
que se ha mostrado hasta este sol andino cojo, sordo e inoperante.

¿Qué sientes tú que fuiste y eres en el amasijo de esta amalgama?
¿Hay para todos un mismo cobertizo con una misma coraza?
El fuego del pasado arde contigo y conmigo está tu ardiente llama.

Recuerda señor mío hoy el horizonte y tú el mañana bella dama.
Que la ventisca seca la lágrima turbia y afloja la mordaza,
filtrando luz de esperanza, aclarando el más venturoso panorama.
Navegarás de vuelta hacia tus sueños nostálgicos en la barcaza.
¿Qué sientes tú que fuiste y eres en el amasijo de esta amalgama?
¿Hay para todos un mismo cobertizo con una misma coraza?
El fuego del pasado arde contigo y conmigo está tu ardiente llama.

Un plan



"No solo importa cuan efectivo es el resultado sino el conocimiento sistemático de cómo está hecho" se repetía a sí mismo.

'El punto finalmente es que todo experimento valioso pueda ser replicado en multitud de ocasiones y oportunidades guardando el contexto de cómo se hizo y para qué y que la comunidad científica -y hasta la no científica- pueda modelarlo nuevamente y para siempre hasta el final de los tiempos. Que ese mismo resultado les permita a varios hacer esas caras de ajá, sí, claro, mano que estrecha otra mano de satisfacción y hasta orgullo porque sí, en efecto, la cosa funcionó, y abrazos de fraternidad intelectual porque sí, no cabe duda, la joda esta da si se le mira por abajo y por debajo, por arriba, de medio lado, en diagonal, con pendiente de 45. ¡Funciona! Le funcionó a un sinfín de los muy-muy, estrellas faranduleras de la ciencia y la matemática, aunque, bueno, la matemática es otro parche, de verdad es que es otro maní, mejor dicho, es otro cantar porque ahí no se trata de amontonar datos y datos ni hecharle número a bases de información puesta gota a gota en espera de que la conclusión estadística sea la esperada, al contrario, el 'cuy' del trabajo es montar teoremas en caballo y que se demuestren infaliblemente. Pregúntenle al Fermat que le jodió la vida por décadas a una fila de güevas hasta que pin, salió el que con papel y lapiz, como todos, encontré el arito rojo. Chistoso, por ejemplo, andar  con lanza mental y con ojímetro a la caza de esos neutrinos de mierda que como divas sólo sacan un dedo de cuando en cuando -una única vez cada miles de años- entre cúmulos enormes de hielo en donde fácilmente podrían caber todas las ballenas azules del mundo. Pufff el suicidio, la inutilidad y la paciencia infinita de sentarse a ver el pasto crecer, y digamos, verlo crecer en cámara lenta. Pero como hay gente pa'to'o pues yo también'. 

En esas, con las manos aún rodeando el cuello ya rojizo por el estrangulamiento en esta noche de jueves y grillos, en la soledad varias horas río arriba de un terreno inmenso como Alemania cubierto de árboles y matas y maleza, habitado por no más de un centenar de personas de otra lengua y otro origen, se dio cuenta, como en un chispazo de Eureka con bola de fuego 1604, que su plan minucioso en este caso en particular tenía un pequeñísimo incoveniente: el resultado no podría ser practicado nuevamente, no habría nunca una oportunidad más de poder analizar el objeto de su interés ni de seguirle sus pasos. Nunca en lo sucesivo habría cómo nuevamente medirle cada uno de sus encuentros y formas, cada una de sus expresiones. Su voz, sus maneras, las redes de su aleatoriedad. Descubrió en la fiebre y en el mar de su pesadilla de carne y hueso que esa apretujada carne sólo pertenecía a ese hueso roto y que sólo se podía, como aún sólo se puede, 'perseguir, diagramar y matar un cuerpo amado una única vez'.  

Siguiente.


Y es que no va a ver un sitio disponible para él sino el sitio ocupado que nunca va a ocupar. Se quedará observando todo ese círculo cerrado al que no va a pertenecer. Rosca y anillo de alianza, club secreto que ignorará para siempre. Rasgando la puerta de entrada. Intentando mirar por entre las rendijas y los matorrales. Perdido en un cúmulo de frases y códigos ininteligibles. Armado de diccionarios en línea, en físico, en rombos verdes y azules. No le queda de otra que aceptar que ya no está. Que acaso si estuvo, es hora de dar la media vuelta y retornar a ese campo de luces en donde pelean caballeros dorados y las armaduras se enlazan en un sueño de comedia y de divinidad. Le queda por destino un aro de arena ardiente que tiene su nombre solo para él, para gente como él, para quienes ya fueron tasados tal cual como él. Habrá de sumergir sus penas y dolores y lamentarse hasta que el Todo supremo de burbujas universales se encoja entre un Kelvin infinito y se expanda con el frío absoluto separando átomos y corpúsculos. Sin más, la silla vacía de él siempre ocupada de ti.