Pero sigue siendo: hoy.


Te lloras en este silencio, te dices. Te soportas en esta amargura, te lloras. Te miras en este espejo, mientras la vida soportas.

Te arrancas los últimos rastrojos de tus sonrisas. Te llevas al fregadero las últimas nostalgias.

Te quedas ahí, en los años infelices de tus porvenires.

Y ya es mañana. Te dices. No me llores, no me mires.