Y cae tu silencio como las rocas sobre los hilos. Se hace nada y vacío y un sueño despierto donde nada hay sino tu angustia.
Y tus preguntas sin respuesta y la acertada manía de esperar en la mitad de la nada.
Un río que fluye y que se empuja a sí mismo: pesado, inmóvil, con filo. Aguas que son tormentas para ser aguas. Ríos que son oscuridad profunda para fluir. Hay una Nada y tu nada porque nada hay sino la ausencia de ti y tu ausencia de mí. Y somos este y el mismo, la misma Nada.