De para'trás.


Soy tan de buenas en lo que soy de buenas. Y tan de malas en lo que soy de malas.
Pero casi todo el tiempo, soy yo. Y suelo hacerlo mal.

Pero ya, es ya.


Pero claro, qué simple resultó ser. Qué mal que así sea. Pero es.

La respuesta era bien conocida y aunque intentando ocultarse entre noches de fiesta, días de trabajo, noches de sueño, días de bus y filas y bancos y diligencias y mercados y cuentas por pagar y deudas y préstamos y risas y conversaciones y baños y cuartos y oficinas y profesores y estudiantes, todo se resumía a un si, ok, ¿así?, si, también. Silencio y adiós.

No cabe duda de que todo aquello que arriva en el paquete de la inmediatez le da al viento el chance de volver y sentarse de nuevo. De hacerse el vecino alegre. La señora de la tienda que siempre saluda y sonríe. El taxista que resume el día en una carrera. La señora de ciento cuarenta y tres años que sonríe y es bella y pura. ¿Qué se habrá de comer? Lo importante es determinar con qué se va a celebrar.

Que vengan todos los festines que terminan en pelea y todas las mareas. Las olas que parecen manos cacheteando caras infelices, las tormentas que hunden las casas de madera y quiebran todos los vidrios y levantan todas las faldas, la nieve que evita que cierres los ojos, la que te hace resbalar a cada paso, la que te deja apenas respirar ese vapor helado y sombrío con esa soledad pesada que resulta el frío extremo y sus alientos. Todos los siniestros silbidos de los árboles. Las largas caminatas en medio de la nada. Las lenguas sin lengua. Las palabras sin sentido. Que llegue todo. Que llegue ya.

Que nada importa esta noche. Que mañana es mañana y que me emborracho hoy.

Mejor dicho: ya, es ya.

Lo que fue cuando se fue. Cuando estaba pero ya se fue.


Tengo esa vergüenza feliz. Y hasta dolorosa. Pero sonrío. Me veo cantando y tomando vino y hasta cerveza. Pensando que todo se puede y que menos mal pude de nuevo. Ahora tarareo y tengo la sonrisa tonta que, claro, se irá mañana. No importa. Me soy feliz ya. Me quedo aquí encerrado en este pequeño cuarto sin baldosa donde todo parece un suspiro. Todo se va. ¿Cuántos y cuántas habrán aquí estado y llorado y hecho de estas paredes mudos testigos de encuentros fortuitos? Muchos. Todos. Yo.

Me cuento.

Y qué bueno fue.

Que la tilde y la coma y el punto y el, la, ¿la? apóstrofe.


Que me dijo: ¿Sus tendencias suicidas permiten una observación idiomática?
Y yo dije: fui feliz.

Porque sí es la respuesta a casi todas las preguntas. (Or yes, I will)


The thing is: I can hang myself in the shower: of course. In the first place, I didn't have the doubt. But after so many attempts, I realize that I'm too heavy. So, I'm thinking of jumping to the rails but it's too cold outside and I have to put half of my wardrobe on me. What an issue...

So, there's another option: to stay alive. What for? I do not know. Well, yes. I know: I still love too much the people I love who are the people I miss. Yes. My heart still beats for: you know who. And my mother, brother, father, cat, dog, fish, cockroach, rat and spider are my lovely family and they love me. I know.

It's not because I am depressed or because I'm run out of Prozac. Ok, hold on. Let me check. Yes! I still have. But I'm curious about not being. That's it. Maybe There I can found the way to come Here and tell how it is to be There. You know: that There. The far-far there. But closer, too. And be rich sharing the information. With a big chinchorro and café con pan every afternoon, good alcoholic drinks, some weed, books, someone to spank, internet and with a giving-money-and-not-talking machine.

It's not about sadness, altough, I got to say that winter does not help at all and I've been here like a small and -nette- bear doing nothing but reading and writing and singing and dancing and cooking and having some wine and some beer and being the best host ever and partying a lot and getting drunk. At class, at university, with friends, buying new clothes and trying to have good sex but with one-not as an answer in my last, I’ll use that word again, attempt. Yes. I've been doing what I do. And I am doing what I like to do. I'm a specialist in that area. I mean, in getting drunk.

So, there's not gun. -Jedoch- there are -viele- knives. But I aún care about the cleaning girl. Too messy, finally. It's so hard to find reasons for making some drama when, at the end of the day, everything seems too perfect. Yeah, I know: that no! Yeah, it's not hard to handle it. But it's my first time. My first no. Try to wear my shoes.

I should complain and I am. I'd love complaining. Especially when there are people around me. I love bothering people: just because. Even when I complain about things that I really do not believe or do not even care. Not even a bit. But it's so much fun to build up this controversy sometimes, this feeling of uncomfortableness. Or those gestures meaning (or replying): shut up, don't be so arrogant. Because finally, people facing those feelings look so alive. So nice. But I don't mean it. Really. I apologize. No, I don't but...ok, no, I don't. However, no, I don't.

Indeed, I don’t need to. People really don’t care about what I say or think or complain. And they’re right. They know that I know and I know they know and they know I know they know. (I could continue but you already have understood my point).

So, love is the issue. Love is in the air! Remember? Well, it’s not in the air and we really don’t know if it actually exists. And it doesn’t matter. What it matters is what we believe in. I believe in it. No, I don’t...ok, no, I don't. However, no, I don't.

Yes, I do.

I have my way to love. Everybody has a way to love. And I love and cuddle and sigh and smile and suffer and miss and cry. I like to cry. And I love to smile.

Yes, I’m human after all. No, I’m not…ok, no, I’m not. However, no, I am not.

Yes, I am.

And I am sehr glücklich de serlo.

Yes Mr. God. I am.

Then, just wait. I'll be there anytime soon.

No, I won't...ok, no, I won't. However, no, I won't.

Yes, I will.

Those days when.


I like not being me. I do not want to be.
No longer.
And see what I can not see. And breathe.

Anoche.


Todo estuvo sentado. Las risas nos invadieron por horas mientras la banda tocaba. Cerveza que siempre anima las noches calladas. Amigos y desconocidos. Yo era nuevo. Me encuentro nuevo y te lo pregunté de nuevo. Cambiamos de sitio, caminamos. Nos miramos. Nos sonreímos. Y cuando todo pasa, nada queda más que decir adiós. Y como todo había pasado ya, no quedaba entonces más que me dijeras adiós.

Lo pensé un poco pero hablaba la botella y no la boca. Temor le tengo a la marea, al piso resbaloso y al mareo. Me dije: sí, quizás. Pero cruzaste hacia la izquierda y levantaste de entre la nieve tu bicicleta. Y fue claro. Continué caminando por entre los adoquines. Y no quedó nada más que decir adiós.

Hoy se hace claro el frío y abren las razones las cobijas. Cosas de botellas, me río. Me regreso de donde no me fui. Y todo sigue entre nosotros igual.

De nuevo me escribo escribiéndote. Y como veo que hierve el agua, te digo adiós.

Randomly.


Suena peligroso pero sabroso.
Empieza con aquello que tórnase sucio y mugroso.
Diría yo: incluso algo pegajoso.
Acaba con gritos y lamentaciones como en todo cuento tenebroso.

¿Será que te sigo en este acalorado juego
y nos encerramos en la ardiente tundra, en el frío fuego?
Miedo le tengo a quererte y que no me quieras luego.
Que me digas no, te ruego.

Siempre sujetos a la coincidencia
Siempre sujetos a la eventualidad.
Esperando el roce inquieto, la mirada helada, la imprudencia.
Esperanzados siempre en las esquinas oscuras, en su decadencia.
Como si la sangre llegara toda con imperiosa brutalidad.
Como si hubiese apenas para ese rato y su libidinosa claridad.

¿Será que entro?
¿Dónde estás? Ya no te encuentro.
Y no sé si estoy en el norte de esta ciudad
o en el centro.

Si esto es apenas un esbozo, un marco. O es la purita verdad.

De este domingo y su ocaso.


Mejor hago caso por si acaso. ¿Será que me caso?
Que no me gusta, que me aterra ese laso.
Pero me hago viejo y solitario a este paso.

Ah qué pena fue olvidarte. Qué error tan craso.
Me leo y el camino en que te puse, miro. Y me repaso.

Ya ha llovido lo que hubo de llover. Mi vida: es un fracaso.
Tanto es mi miedo, que muerte le doy a este pobre y lleno vaso.

Mi pequeño tumulto.


No sé qué pasa pero ya en mis sueños no me sueño.
Y me despierto a las cuatro y a pesar de mucho empeño,
no logro quemarme en la sagrada fogata de Morfeo,
cual si yo no fuera, para aquél infierno, un apropiado leño.

Y me digo: si, he cumplido. He ganado de este día el preciado trofeo.
Y hundiéndome en la vigila eterna: el Otro Lado me hace seguido el feo.
¿A quién con una vela he rendirle culto?
¿A quién he de elevar los agudos sonidos de su solfeo?

Que me pierdo entre la arena y me sepulto.
Que cargo la cruz del que no duerme: el más pesado bulto.
Que de mis noches no soy más el dueño.
Que la noche es ahora el mensaje oculto.

Que atrapado me encuentro, en mi cama aún más pequeño.
Que me hundo en las estrellas y su tumulto.

Doing.


Feeling the nostalgia of the rain in the other side, where there is not window to see or to sigh the land.

Por el cuarto, creo.


Tenía tantas ganas, tanto ánimo, tanto impulso.

Pero me ganó el sueño, la pereza, el cansancio y la borrachera.

Me tomo este último vaso (que no copa) de vino y me iré arreando gallinas a desempolvar el otro lado de la cama.

Ah que quisiera abrazarte y dormir respirando los olores de tu cuello.

Pero aunque estuviste, ya no estás.

He de soñarte de nuevo en otro vino y en otro yo.

Buenas noches.