Fuente de infinito. Manantial de muertes próximas, de almas condenadas.
Café de la tarde. Humeante ambrosía que intoxica los ojos.
Camino sin término. Futuro en blanco.
Heráclito el Oscuro ha de atraparte. Aguas de tiempo y muerte.
Pasado sin nombre.
Suplicio de lo profundo.
Sin título, sin pie.
Aún recuerdo el vaho de tristeza y frustración.
¿Que todo pasado fue mejor dijo Jorge? Que todo olvido es mejor dice Felipe.
Grito al viento. Al vacío carente de viento. A la nada.
A Leto querré ir. El óbolo ha sido puesto.
Escuela dichosa. Academia fortuita de las eras.
He aquí quien nos llevará finalmente. Finalmente el fin. La cuota habrá de ser pagada.
Lo que se esconde tras un ahora lienzo, antes madero.
¿Y sus dos reflejos en dónde se encuentran?
La corona de la dicha griega, el resumen de los vetustos susurros.
Que la tierra es el cielo. Que lo lejos está cerca. Quien se va, vuelve.
Volar sobre la praderas de tigres y alondras. Sombrillas que se escapan de las manos en las tormentas.
Cuando la lágrima camina inquieta a la sonrisa que la aguarda.
Danza. Malleus previsto entre el baile y cada paso.
Escrito está quien escribe lo reescrito.
Derivados de la oscuridad bailan los secretos.
¿Cuánto cae de lo que regresa?
Se celebra lo que no se tiene en la época en que culmina lo que se debe tener.
En resumen lo que nos aguarda y por lo que vinimos.
En resumen lo aguardado y lo que dejamos.
Ah Marat. Se supo, se sabía y se sabe.
¿Qué reflejas?
Guiándose a sí misma y quién sabe en dónde fue a parar.
Un adelanto de lo que fue.
Y si, quizás es lo que podrá ser o que fue lo que se pretendió que iba a ser y que resultó siendo lo que no fue.
¡Cuántos puntos!
El barco se hundió mucho después en las aguas de alguna memoria pero los gritos aún se escuchan en el fondo.
Pinto que hago que pinto.
Ah las palabras perfectas, la construcción precisa.
El ocio y su elogio. El conocimiento y su cosa.
Palabras de futuro. Sumérgete en tu inocencia, en la madurez de cada línea, de cada fonema
Borges sin sombra. Borges sin pasado ni futuro irredimible. Borges tras las grietas del tiempo.
Locura de una guerra sin tregua. Monólogo de una vida que se ahoga atrapa entre las piedras.
Locura subterránea. Licor de toda vida. Aire embriagado de lágrimas.
Por el mismo barranco en donde cayó la lágrima.
Que lo que cae, sube.
En la casa del húerfano o la enfermedad de la sangre.
El punto que ata y el dedo ahí apunta.
Que lo que es cabe. Y cabe en lo que no es.
Y sonríe la tímida mentira.
Todo lo que sé es que sé que ignoro lo que sé que no sé.
Y te atrapo sin saber a dónde vas.
Cuando se acerca la curva jamás ve.
Se acomoda el brinco de la suerte en el uno del cero.
Dichosa la planta que ni árbol fue.
Sólo entiendo lo que no me preguntan.
Y la onda que va al uno dejando al uno que fue ya cero.
Necia la tela que empujó la letra.
Veo que sólo yo veo lo que veo.
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